Miguel Ángel ahora no! La noticia no puede ser. Hace poco hemos estado juntos en el campo base del K2. Eras una de esas personas a las que jamás desearías que le pasase nada. Simpático, encantador, afable, discreto, elegante con la vida, comprometido con el alpinismo y en este momento uno de los himalayistas de referencia.
Miguel Ángel, se que no fallabas en los momentos clave. Me lo demostraste en el Dhaulagiri. Me decías que con la altura te crecías, me voy adaptando mejor, me supero y así fue.. No olvidaré la tarde fría y despejada que alcanzamos la cornisa somital del Dhaula que por el airecillo que hacia no nos atrevíamos a filmar pero sí a hacer fotos.
Al fondo los valles de del Marsyamdhi y Khali Gandaky cubiertos de atardecer y nuestra sonrisa enlazada por el reto. Allí formábamos una cordada de ensueño, de las de narrar en los libros, de las de crear afición.
Y aquel descenso en el anochecer que difícil y al máximo de nuestra concentración. Nuestra llegada al campo 4, por fin nuestro refugio, el calor…pero “Ah dela vida!” …había okupas!?!?! Aquí? A 7600m?? Imposible!…Vamos a sonreír…
Paradojas tiene la vida y en este caso la muerte. La misma visitante del campo 4 del Dhaula, la cual, accedimos a que pasara la noche con nosotros en vísperas del acceso a su cumbre al día siguiente con nuestra consiguiente mala posición, cansados después de hacer cumbre y colgados en el abismo. Y sutilezas d ela vida, dos años después cuando desciendes del mítico K2, del vivac, ella es la que te encuentra en la tienda del campo 4. Eso si, con elegancia, como un señor, con la cumbre ene l bolsillo aunque con la vida y la muerte por delante.
Por muchos años y por muchas glorias.
Sempre amunt i mai avall. Fins el cim!
Con aprecio y estima de tu amigo. Guardo tu libro como un tesoro. Nuestros planes de próximas cumbres están en standby.
Oscar Cadiach